sábado, 13 de noviembre de 2010

tecnologia automovilistica

Coches que se hablan los unos a los otros, frenada automática que evita colisiones, avisos sobre la presencia de peatones dispuestos a cruzar, lámparas que engañan al cerebro para mantenerlo alerta al volante. La tecnología del automóvil camina hacia el futuro con un objetivo claro: Reducir a la mitad los accidentes. Y la industria pone todo su empeño para conseguirlo. Esto es lo que están haciendo.
Los números, como siempre, lo dejan claro: del casi millón y medio de accidentes de tráfico producidos anualmente en la Unión Europea, el 93% se deben a errores humanos. Son datos proporcionados por la Comisión Europea. El resultado, en muertes, es de 40.000 personas caídas en carretera. Pero el coste, por cruel que pueda sonar, no se cifra sólo en vidas. A un nivel puramente económico, las pérdidas generadas por estos desastres ascienden a 200.000 millones de euros. Estos datos han sido recopilados por la Unión para exponer la realidad en toda su crudeza. Lo que se busca es concienciar a fabricantes, políticos y ciudadanos, pero también han servido para asentar las bases de una acción con la que atajar uno de los grandes problemas de la sociedad moderna. Desde la Unión se anuncia: “Es necesario aumentar la seguridad de los vehículos utilizando las tecnologías de la información y comunicaciones”.


SEGURIDAD ELECTRÓNICA
En ese contexto nacía eSafety, iniciativa formada por investigadores, científicos, ingenieros y fabricantes, todos ellos trabajando bajo el ala de la CE. Sus objetivos son claros: que en 2010 se haya conseguido reducir a la mitad el número de víctimas en la carretera. “Los sistemas de seguridad vial inteligentes para el automóvil reducen drásticamente la proporción de accidentes imputables al error humano”, declaran desde la Unión Europea, “y sirven para proporcionar soluciones que aumenten la seguridad vial, especialmente en la fase que precede al accidente”.


Conscientes de que las intenciones, por buenas que sean, no cristalizan en hechos a no ser que cuenten con un generoso apoyo económico, la iniciativa eSafety no se limita a lanzar ideas. Su compromiso es firme. “El desarrollo de sistemas inteligentes exige la colaboración de operadores de telecomunicaciones, gestores de autopistas, compañías de seguros o asociaciones de usuarios”, afirman, “de manera que la Comisión estima necesario que las administraciones públicas europeas, nacionales y regionales presten su apoyo al sector privado, especialmente al sector del automóvil”. Por supuesto, la búsqueda del coche inteligente con el que minimizar riesgos es muy anterior a la iniciativa eSafety. Hace años que la industria del automóvil se mueve en direcciones similares. La implementación de sistemas de sobras conocidos como el ABS, el airbag o el control electrónico de estabilidad (ESP, por sus siglas en inglés) son toda una realidad desde hace años. Es más, en Estados Unidos se ha aprobado una ley que obliga a todos los automóviles nuevos matriculados a partir del año 2009 a ir equipados con este último sistema; decisión que cambia radicalmente el panorama automovilístico de un país que a finales de 2006 contaba sólo con un 25 por ciento de coches con este dispositivo.

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